lunes, 26 de octubre de 2009

Ojos al futuro

Los que me conocen saben que voy siguiendo ciertos pequeños rituales ecológicos como la recogida selectiva, la botella de aceites, las luces apagadas... así que no estaba muy lejos de mis principios esta campaña contra el cambio climático.

Estaban en la estación de Bruselas sacando fotos a los iris de la gente y ni corto ni perezoso me acerqué a cotillear. Mis ojos entrarán con los números 18 y 19. Si quereis enviar vuestros ojos para el gran collage que se hará en diciembre, aún tenéis tiempo

http://www.eyestothefuture.be/

martes, 13 de octubre de 2009

Libros a 50 céntimos

Normalmente cuento las cosas después de que han pasado. Esta vez lo digo antes con firme propósito de ir, y así no me pasará como con el concierto que da Ryuichi Sakamoto en Amberes y al que no voy porque ya han vendido todas las entradas. Como reafirmando que asistiré a pesar del complejo fin de semana.

Megaventa de libros en la biblioteca de Amberes.
El viernes 16 y el sábado 17 de octubre se hará la segunda venta de libros de las bibliotecas de Amberes. En esta edición habrá una presencia extraordinaria de música y de LP's

Lp's y cd's: 1 euro
Libros de no ficción: 1 euro
Novelas: 0,50 euro por unidad, o 3 voor 1 euro
Libros juveniles y tebeos: 0,50 euro
Cd-rom: 1 euro por caja
Cintas de vídeo: 0,50 euro por cinta
Cajas de dvd gratis por la compra de cualquier material
Días y horas:
16/10/2009 de 14:00 a 22:00
17/10/2009 de 10:00u a 17:00
Lugar: Bibmagazijn KotterStraatsburgdok-Noordkaai 292030 Antwerpen 3 Tel: +32 800 99293

sábado, 10 de octubre de 2009

La noche de los museos de Amberes

Ya ha llovido, pero ha pasado un tiempo de reflexión sobre lo que debía o no debía hacer con mi blog. De momento he optado por seguir contando mis viajes, eso seguro. Deberá haber más entregas de mi vida en Amberes pero algunas cosas las dejaré para las conversaciones de sobremesa (por imperativo legal)
Así pues voy a comentar rápidamente la noche de los museos de Amberes.
Las noches de los museos son unas iniciativas que, cada día más frecuentemente, se repiten en varias ciudades europeas. He estado en la de Frankfurt y fue increíble. He visto que se hacen en Berlín, Friburgo, Bruselas, y me han comentado que también en Madrid. Abren todos los museos oficiales hasta una hora determinada y, por un precio fijo, puedes visitar todos ellos.
Esa noche me junté con Yan, una amiga china, y fuimos cerca de las 7 hacia el museo de la platería. Este museo se encuentra en una mansión señorial en el límite de Brogerhout y Deurne, dos de los barrios del este amberino. Casi nadie llega hasta el castillo de Sterckshof aunque Yvan e Isabel llegaron a verlo por fuera cuando vinieron a visitarme.
El interior me impresionó. Un bonito jardín invitaba a tomarse una cerveza mirando al parque, mientras en su patio interior nos daban la bienvenida unas personas vestidas de época con una copa de cava. Las noches de los museos se caracterizan por hacer actividades paralelas. En este caso había guías cada media hora y las personas vestidas de época enseñaban bailes de salón del siglo XVIII. Lástima que mi acompañante pareciera que llevaba el turbo encendido, pero le comprendía. Estábamos en una esquina de Amberes y había mucho más que hacer hasta las 2 de la mañana. La platería no me terminó de llamar la atención y, además, mi compañera no tenía ni paciencia ni conocimiento de holandés como para quedarse a las explicaciones.

No llegamos a coger uno de los autobuses fletados para la ocasión, si no un tram de línea. Directamente fuimos a la casa de Rubens. Allí tuvimos que esperar otra fila aunque no muy larga. La vimos rápido y cerraron 2 salas: una pequeña para facilitar el tránsito, y otra la sala donde pintaba, porque hacían audiciones en su interior.

De ahí al museo de la moda. Me dije a mi mismo que no iría a ese museo salvo que fuera en esta noche, y parece que ambos pensábamos igual. Luego me sorprendí. La exposición estaba dedicada a la moda en papel. En la planta baja varios diseñadores habían creado trajes y vestidos en papel. En la superior, se hacía un recorrido histórico desde un traje de lino egipcio del año 2000 antes de cristo, los kimonos coreanos, chinos y japoneses, los trajes de fiesta, la moda del traje de papel en los 60's en USA y algún modelo diseñado por sastres de esos famosos. Nunca pensé que me fuera a gustar tanto. Me quedé prendado por un traje montado con varios origamis unidos, creo que diseñado por Yohji Yamamoto.

Ahí me junté con josel3 y fuimos a mis dos museos favoritos de toda la ciudad. El primero el museo Mayer Van den Berg. Es un poco la versión del Lázaro Galdeano flamenco. En este caso, y dado que íbamos ya tres, nos quedamos a las explicaciones. Si el museo ya me gustaba, con las explicaciones me gustó más. La única lástima es que la sala de las esculturas la cerraron, pero, si ya la cola para entrar era larga, si llegan a alargar más la visita no vamos a ningún sitio. En tan exquisito museo nos encontramos, sobretodo, pintura flamenca. Es imperdonable no pararse ante las pintura de Bruegel.

El otro museo es el Plantin Moretus. Es un edificio patrimonio de la humanidad que se salvó de las bombas de la segunda guerra mundial por casualidad. Mantiene arquitectónicamente la esctructura de la mansión típica del siglo XVI. En sus salas podemos admirar las imprentas y los impresos más relevantes de los impresonres oficiales del emperador español. Yo siempre me quedo en uno de los detalles que poca gente se fija. Plantin Moretus compró a Mercator su medida del mundo. Mercator es el autor de la perspectiva con la que vemos actualmente los mapas mundi. Como la tierra es redonda y no se puede representar en plano de forma fidedigna, pero creó unas medidas en las que se podían trazar líneas rectas, al estilo de meridianos y paralelos, lo que facilitaba el uso de las brújulas.

Despedimos a Josel3 en Groenplatz a falta de 15 minutos para que cerraran todo. Yan me suplicó ¿Dónde más podemos ir? Miré el mapa y, efectivamente, vi un sitio donde se podía llegar y ver algo.
Llegamos a la biblioteca de la ciudad. Tenía curiosidad porque suele ser de acceso público así que no sabía qué podía albergar que nos interesara. Al llegar al tercer piso, pasamos por un pasillo y llegamos a una vieja biblioteca. Precioso. Libros de 200 años a esta parte expuestos en vitrinas de precioso nogal. De repente me vino a la mente la biblioteca del Queen's College en Cambridge. Esta era más humilde pero las escaleras deslizantes y el agujero de la escalera de caracol le daban ese ambiente antiguo y académico del que tantos otros sitios carecen.
En el centro, una señora pasaba delicadamente las hojas de un diario arqueológico de algún famoso ladrón de tumbas belga allá por los tiempos en que Berlín se llevaba a Nefertiti. El sitio tampoco daba para mucho más y yo quedé sumamente contento de haber podido llegar a tiempo a la biblioteca.