miércoles, 24 de febrero de 2010

Colaboración ciudadana

Este país tendrá sus cosas buenas y sus cosas malas. La siguiente me parece positiva y es la solicitud de colaboración ciudadana.

Hace unos meses me llegó una encuesta. Con este periodo de reflexión sobre el uso del blog no había escrito nada, pero me pareció de lo más interesante. El ayuntamiento nos proponía en un folio que compartiéramos nuestra opinión y nuestros anhelos sobre el barrio. Preguntaba si faltan tiendas, si faltan servicios, qué opinábamos de los que hay, sobre la seguridad en la zona... supongo que, para hacer un plan de desarrollo de la ciudad hay que preguntar a los ciudadanos y no hacer obras a lo loco y aprobar bares donde los ciudadanos no quieren que incrementen (los vecinos de Moncasi darían palmas con las orejas si algo así sucediera en Zaragoza)

Ayer me llegó a mi buzón otro panfleto de colaboración ciudadana. Un "Se Busca" al estilo del oeste americano pero, en este caso, la foto es de la víctima. El 29 de septiembre se cometió un asesinato en una calle aledaña a donde vivo. Bajo el título "Se busca al asesino" se leen los detalles de las pesquisas policiales, detalles desde las 3:30 a las 5 de la mañana. Nos piden que, si sabemos algo, si hay algo que podamos aportar, vayamos a la policía.
En la televisión Valona, osea, la francófona, en medio de los anuncios ponen las caras de gente buscada.
Me alegro que la policía cuente con la gente. Esto hace el servicio más cercano. Nos recuerdan que están para investigar y capturar a los malhechores. En España la policía me parecía algo lejano salvo cuando me juntaba con David o con alguno de mis ex colegas de atletismo que acabaron de locales, claro que tampoco les trato como policías.

Me ha venido en mente que tengo que pasarme por la comisaría a ver si todavía se extiende la ayuda, que me comentaron existía en el 2008, del gobierno para poner puertas blindadas en las casas. Mira por donde, son dos inversiones que no me importa que se hagan con mis impuestos: panfletos para pillar a criminales y ayuda a poner puertas para que sea más difícil cometer robos y, con ello, disminuir el trabajo de la policía.

lunes, 15 de febrero de 2010

Aragoneses por el mundo, un San Cirilo diferente.

A la tradicional entrada de San Cirilo este año le vamos a dar un color distinto ya que hice algo totalmente inusual en tan señalada fecha.
Para mi ya era tarde. Quedamos a las 10 de la mañana y yo llevaba dando vueltas por la casa desde las 7:30. Tanto es así que recogí y, por aburrimiento, me puse a sacar trastos de nuevo. Saqué la lijadora para pulir un marco de madera que compré recientemente, la plancha porque se me iluminó la cabeza y me di cuenta de que había ropa colgada... al final corriendo a por el permiso para hacer la grabación en el museo Platin-Moretus y a grabar.

Acepto que mi casa esta ligeramente diferente en un día de diario, como toda casa de vecino. El poster de Agustina de Aragón que presidió la exposición sobre "La guerra en el cine mudo" de las jornadas de cine mudo de Uncastillo terminó en la pared del salón cuando está destinado a la entrada. También puse el cartel de "El Resplandor" como guiño a un amigo que insistía en que pusiera una foto de Bono como en "El mundo Today". Saqué un poco de café, nos pusimos a trastear con el ordenador justo después y sacamos algún cable. Total, que de las 8 de la mañana a las 10:30, momento de grabar, ya había una docena de trastos más pululando por el salón.
No sé qué saldrá en el montaje final. Por una parte al cámara, Raúl en adelante porque el chico tiene nombre, le gustó el telar indio y las máscaras indonesas. A Álvaro, por no decir el reportero, la chimenea que continúa inactiva y la pared que he empezado a decorar con corchos. Se grabó también parte de mi biblioteca, esa que espera y desespera por un verdadero mueble de salón que algún día llegará, porque en mi casa han entrado antes los carteles de cine que los muebles.

De ahí nos fuimos a la margen izquierda del Escalda, que es el río que cruza Amberes y donde tiene su famoso puerto. La idea era hacer una panorámica con todos los edificios pero la nevada arreciaba con cada pregunta que me hacían. Toda la nieve virginal para nosotros y por momentos nuestros pies se helaban. Álvaro no tuvo mejor idea que ponerse unos zapatos como los que se usan por Zaragoza y yo con el calzado del trabajo por si había salido en alguna toma del viernes en lugar de unas botas para evitar el frío. No hubo muchas ganas de repetir las tomas y sólo hicimos una pregunta más para cambiar de plano. Había que ir al tunel.

El tunel de los años 30 que atraviesa Amberes es un claro ejemplo de arquitectura modernista. Con sus 535 metros de longitud... vaya, la única mala pasada que me jugaron los nervios. Estaba contando todo esto y del medio kilómetro que iba a decir, entre la prisa (porque hay que acortar, que el programa no es eterno), los niños judíos revoloteando para salir en la grabación y la dislesia, estuve a punto de decir kilómetro y medio. Me mordí la lengua "a tiempo" y dije algo así como
- Un kilómetro (mordisco de lengua) y pico.
Tiene mi permiso para cortar en producción la explicación del tunel.

De ahí pasamos al museo Plantin-Moretus. Yo tengo un cariño especial a este museo y me parecía una pena que no saliera, así que me curré el permiso para poder grabar, al menos, en el patio interior del recinto.
No voy a contar ahora las virtudes de este lugar porque quiero dedicarle una entrada entera, pero sí agradecer públicamente a Patricia su eficiencia al gestionar la solicitud. Hablando en este patio patrimonio de la humanidad me vino una sensación de melancolía. La idea de las buenas intenciones frustradas y la malísima temporada que pasé cuando intente llevar estudios, trabajo y pareja al mismo tiempo. No sé hasta que punto se notará todo esto en la cinta porque el frío no daba lugar ni a media mueca. Ya habíamos repasado parte de mi vida y la razón por la que llegué a Amberes, y estos recuerdos, los inmediatamente anteriores a esta escapada, mezclaban tristeza y angustia y tal vez por eso no me explayé más, cosa que seguro agradeció Álvaro.

Estábamos cerca de las 2, y dado que toda la grabación se había hecho bajo la nieve íbamos a intentar hacer unas tomas de Grote Markt que no contrastaran con el sol del viernes por la tarde. En realidad es justificable. El mismo viernes no se pasó despejado todo el día, por lo que las tomas finales podrían perfectamente salir con sol, pero si queda mejor, ¿para qué estropearlo? La comida nos había dado más fuerza pero aún quedaban un par de cosas por grabar, así que no nos complicamos la vida y hablé sólo del origen mítico de la ciudad.

Perdimos dos tranvías que venían seguidos y me pareció que a nuestro siguiente destino se podía ir andando, así que andamos y desandamos el camino. Se nos perdió un cortavientos de la Sony por el camino. Y mira que son caras las espumas esas, y se perdió por el camino. Así que al final, tras media hora larga, cogimos el tranvía exactamente en el punto donde habíamos perdido los anteriores.

La última localización en la que me grabaron fue un centro comercial cerca de mi casa por darle un toque más personal, menos histórico-turístico. Hablamos del cine principalmente y un poco de historia, pero lo que hay que saber es que me paso allí la mayor parte de mis horas después del trabajo. En la entrevista del viernes me preguntaron qué es lo que más y lo que menos me gusta de Amberes. Dije el clima y la montaña pero también pensé en decir la gente. En general son bastante maleducados en la calle y, en el centro comercial pasó una cosa que no se dieron cuenta ni Raúl ni Álvaro. Ellos rodaban de espaldas cuando, de pronto, chocaron con un carrito; yo estaba mirando de frente y la señora no movió el carro ni un centímetro, mirando desafiante como diciendo que para qué se iba a quitar ella. Ni el medio metro que hubiera sido suficiente para haber quedado bien.

De ahí nos fuimos a casa de Steve y Nerea. Mientras yo cortaba la verdurita para los mejillones ellos iban grabando la entrevista y la introducción. Me tuve que quitar un par de veces porque el reflejo de la ventana resulta que hacía un ángulo justo que se me veía. Así es como aprendí a hacer "mejillones a la belga" como dijo Nerea y ahora forma parte de mi recetario para siempre con ese nombre y no como "mejillones al vino blanco". Lo cierto es que les salió muy bien y nos comimos con ganas los 4 kilos con una botellita de Legaris de mi bodega.

Estábamos muy a gusto. Casi sin darme cuenta eran las 11 de la noche y volvía a casa contento, encantado de haberles conocido y deseando ver los resultados dentro de un mes en directo por internet. Pondré el link y alguna foto los próximos días. Hoy ya toca dormir.

sábado, 13 de febrero de 2010

Aragoneses por el mundo, segunda parte

¿Porqué empezar por la segunda parte? Porque es lo primero que hemos grabado.

Ayer empezamos a grabar Aragoneses por el mundo. Álvaro y Raúl venían con la cámara atravesando Astrid Plein a las cuatro y cuarto más o menos para encontrarnos en el museo del diamante. De ahí fuimos a Grote Markt, lugar donde grabamos lo que, de momento, será la penúltima entrada. Conté la leyenda del nombre de la ciudad de Amberes y lo que me gusta y no me gusta de aquí. No he de negar que me corté un poco y evité hacer comentarios sobre la locura de la gente, tal y como hice anteriormente en este blog. De hecho, me estoy preguntando, si no me estoy volviendo un poco loco yo también. Tras mi viajecito por tierras malacitanas vuelve la sempiterna pregunta de ¿qué hago yo aquí?
Sí, sí. Hablaré sobre ese viaje algún día. De momento agradecer a Rebecca la única foto que tengo de mi periodo en la Universidad de Hertford y demostrarle mi más sincera gratitud por el tiempo que me acogió en su casa.
Volviendo a los aragoneses, de ahí pasamos al mítico bar Kulminator. No confesaré el número de cervezas que nos tomamos, pero he de decir que todas fueron del año y no hubo ninguna botella excepcional. Se agradeció ese momento de calor, de cerveza, de partida de ajedrez y las risas compartidas con un tarraconense que se sentó a nuestro lado.


El resto, cuando salga editado en la televisión.