martes, 1 de mayo de 2012

La cultura está de cierre.

Cuando cerraron el cine Fleta me dolió. Era el sitio donde vi Indiana Jones y tenía el recuerdo muy claro y fresco cuando se oyó lo de su desaparición. Y los  cines Princesa, donde vi ET. Incluso, y hay quien se acordará, los cines Tarragona donde antes de ser sala X pude ver la reposición de Bambi cuando no había aún video. Los Buñuel donde Eduardo Manostijeras apenas logró aguantar porque las pantallas comerciales no la querían. Eran otros tiempos y las salas de centro comercial se merendaban uno a uno los espectadores de las otras salas. O también se culpó a la televisión. También habría algo de mala gestión empresarial, seguro. Cada cine tuvo su historia particular y cada espectador tiene su propia historia con cada uno de ellos.



Ahora vivo el exilio belga. Este exilio también tiene historias, una detrás de la otra: incapacidad empresarial, no adaptación de los estudios a la realidad laboral, una crisis económica inmediata a mi salida del país y un etcétera anexo que no es el momento de relatar.
¿Porqué, si voy a hablar de los cines Renoir comento esto último? Tal vez por ampliar la visión. En diciembre del año pasado los cines Arenberg de Bruselas echaron el candado. En Bélgica todo el cine es en versión original subtitulado (salvo en Valonia y los dibujos animados, pero no voy a entrar en detalles) y a la gente no le importa ir al cine. Luego la versión original no es la razón por la que cerraron. La situación tampoco, según creo, ya que están a 200 metros de la Grand Place de Bruselas, en medio de la Galerie de la Reine, sitio muy céntrico, muy accesible y muy transitado. Hubo quien apuntó a que la filmoteca hace competencia desleal: casi no sé ni porqué comento este punto porque quien conoce los programas de uno y de otro sabe que no tienen nada que ver salvo el atraer cinéfilos. Ambos cines participaron de los proyectos locales y fueron salas de festivales de cine a los que me siento feliz de haber asistido.

En el link de Arenberg podéis ver parte de la cartelera que presentaban estos cines. Es lo que llaman cine alternativo, al igual que la mayoría de las películas de los Renoir. Cine no comercial si se prefiere. Es una extraña categorización que engloba todo aquello que no viene de la factoría Hollywood. He leído también que es cine para gafapastas, culturetas de izquierda y varios adjetivos que sólo tratan de descalificar. Yo recuerdo ir a Los Renoir con gente de derechas, de muy derechas, pero con mucha cultura. De esas personas que han dado conferencias sobre pintura e historia.

¿Porqué se cierran ambos cines de una manera paralela en dos sitios supuestamente tan distantes geográfica y culturalmente? No voy a dar las respuestas que me vienen a la cabeza porque implican economía, política, cultura, educación y al final este pequeño capítulo que quiero dedicar antes del programado epitafio se desvanecería en divagaciones. Lo que es cierto es que ambos se habían metido en un nicho de mercado que es reducido, exigente y difícil. Ambos cines han pagado su exclusividad con su vida y lo peor es que, junto al final de ese periplo, se llevan también el modo de vida de los trabajadores de la sala y el aporte cinematográfico de los verdaderos cinéfilos.

Creo que algunos, por fortuna pocos, no comprenden el papel de estos cines. Mientras en los centros comerciales nos ponen los best sellers, lo que podemos comprar en cualquier hipermercado, en los cines Renoir nos mostraban esos productos actuales difíciles de encontrar. Buenos o malos no es función del que proyecta dar el veredicto pues en la variedad radica precisamente el gusto y, de hecho, había productos para todos los gustos. Hemos perdido un bastión de la cultura, y es cultura porque nos abre la mente, porque nos muestra otras culturas y nos da que hablar más allá de nuestro ombligo. Es una oportunidad que no tendremos en el futuro, que algunos aprovecharon en el pasado y otros lo dejaron escapar.

Gracias por haberme dado grandes momentos, por haberme guiado hacia otros directores, hacia otras temáticas, hacia otras reflexiones y hacia otros mundos imposibles de alcanzar desde la medianía.