lunes, 19 de diciembre de 2011

Una biografía difusa

Este fin de semana me decían... visité tu blog y todavía estaban las notas de México. Pues sí, aún voy a escribir mucho sobre México, pero no es esto lo que toca hoy.

Me he leído la biografía de Adolfo Aristarain. Para el que no lo sepa, tiene varias películas de obligado visionado pero voy a recomendar, para quien no haya visto todavía ninguna, Martín Hache. El libro fue una grata sorpresa que me duró dos sentadas. Me enganché.

Pero vamos por partes, y al estilo Sergio voy a poner en antecedentes y retroceder después de haber empezado. Conocí al autor de la biografía hace ya la friolera de 18 años o más. Amigo, compañero, cinéfilo y tertuliano de sabias e interminables charlas de música, cine y tantos otros temas, al final puedo destacar que el primer adjetivo es el que más me viene a la cabeza cuando pienso en él.
Ya conocía la existencia del libro desde la semana de las primeras elecciones de este año. Lamentablemente la biografía no llegó hasta la semana después a las tiendas. Tuve que esperar hasta mi viaje en noviembre para comprarlo. Nos tomamos un café y fuimos a la librería Cálamo, que era la que más cerca estaba de nuestro punto de encuentro. Me dedicó el libro y seguimos con nuestras cosas ese día. Tengo que decir que la dedicatoria, una vez leído el libro, me gusta más. Hic dixit: "Para Jorge. Viejo amigo, cinéfilo, viajero, AVENTURERO. Con afecto"

No sería hasta el día de mi regreso que abriría las páginas sentado en el aeropuerto. Me cautivó desde el primer instante. Estaba viendo la habitación, con su ordenador, con sus papeles revueltos, una especie de oleaje mareante para un piloto inexperto. Pero no estamos frente a un capitán de barco; estamos junto a un marinero experimentado a quien le han dejado un timón en un mar desbocado. Ya surcó las aguas de la biografía hablando de Alanis Morissette, Sinéad O'connor o de Enya, pero ahora se enfrentaba a un reto diferente. Ahora conocía al autor y a sus más cercanos colaboradores. La tarea de plasmar todas las impresiones era titánica, mucho más que la de recoger un hecho detrás de otro como las biografías al uso.
Le pasó como a cualquier humano. Sus preocupaciones, sus obsesiones, incluso sus reflexiones se plasmaron en papel. Repite varias veces algunas ideas y recuerdo una frase en la que dice "No estoy de acuerdo con Adolfo..." ¡Pero qué me dices! Un biógrafo que no solo opina si no que se opone a los comentarios del biografiado.

Para mi esta obra no es un paseo por la vida de Adolfo Aristarain. Es un escalestric donde la columna vertebral es la percepción del cine a lo largo de la vida de Adolfo Aristarain y surcan a derecha e izquierda las dudas y pensamientos del autor, el viaje con Carlos y la presencia de los otros inevitables de los que hay que destacar a Mario Camus.

Al final tengo que decir que no es un libro para personas que sean amantes de las biografías al estilo clásico, ni para los amantes del orden, pero sí lo es para los que sepan ver la humanidad de un escritor frente a su obra.

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