miércoles, 3 de octubre de 2007

Primera clase de Neerlandés

Neerlandés, holandés, flamenco, son caras distintas de una sola moneda. Es como si a un mismo idioma le aceptamos las diferentes variantes, las unificamos y ponemos nombre.

El holandés se habla en Holanda, en Neerlandés, en los países bajos, y el flamenco en flandes. Las diferencias las iré aprendiendo con el tiempo, pero de momento sé que entiendo mejor a la gente de Mechelen que a la de Amberes.

Bueno, mi primera lección ha sido dura. Venía de un día arduo de trabajo con ejemplos como un usuario que no sabía ni escribir su nombre, o que al deletrear el nombre de su empresa (EDS) cambiaba letras ¡Se confundía en una palabra de 3 letras!

Me encuentro directamente con un examen que, por supuesto, respondí en perfecto alemán. No es por nada, pero el neerlandés y el flamenco me recuerdan al italiano y al español: palabras con raíces iguales que han evolucionado con gramáticas diferentes; se puede entender pero no se puede ni se debe tomar como norma. Por ejemplo, los nombre neutros en alemán coinciden en muchos casos con los neerlandeses, pero no el algunos como, por ejemplo Het tasche / Der Tisch

Comentarios lingüísticos a parte, lo más curioso es que soy el más retrasado de los adelantados. Para poder acceder al curso me hicieron un test de inteligencia de cuyas preguntas fallé una, así que me recomendaron ir a la clase rápida en lugar de la clase "para torpes", pero que si por mi disponibilidad de tiempo pensaba que debía ir a la de torpes, que lo dijera.

Hoy, además del examen sorpresa, dado que llevan 3 semanas de curso, me he encontrado con un elenco de lo más curioso. La clase la conforman un australiano viajero, un norteamericano que ha venido a aprender a tocar las campanas de iglesia a la catedral de Mechelen, un congoleño que habla 5 idiomas, una camerunesa con quien no he intercambiado todavía palabras, un belga que va a recibir la clase en Mechelen en lugar de recibir la clase en Bruselas, una alemana que está dando soporte en 3 idiomas en una multinacional de viajes y un negrito más que no se le entiende nada pero lleva 7 años en el país.

Mucho que aprender de ellos, pero me quedo con una frase de la profesora conforme volvíamos a casa. Ella vive pegada al Zoo de Amberes y de contaba que es fascinante estar en medio de una ciudad y despertarte de madrugada con el rugido de un león.

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