martes, 16 de junio de 2009

Como las cervezas

Este fin de semana volví a tener visita. Es casi de obligado cumplimiento que para junio empiecen a venir los que toman uno o dos días de vacaciones y, ante la desinteresada hospitalidad que muestro vienen a verme.
Tanto es así que he estado reflexionando. En mi casa han dormido personas de nacionalidad española, belga, brasileña, mejicana, congoleña, sueca, cubana, peruana y francesa en el año y un mes que tengo la casa. No quiero llegar a formar una comuna hippy en mi apartamento pero me alegra la riqueza que esta diversidad aporta. Alguno aludirá a la riqueza cultural, pero yo creo que también a la hora de comportarse. Por supuesto, no todos los que vinieron se comportaron bien ni yo soy el anfitrión perfecto, pero al final sabes que, en definitiva, lo mejor que puedes hacer es darle a tu invitado la libertad de elegir y dialogar.

Después de tanta visita llegas a la conclusión, extraña conclusión, que las personas tiene un punto en común con los vinos o las cervezas: Hay tantas variedades que al final encuentras el gusto que buscabas incluso cuando habías perdido la fe y la esperanza de que ocurriera. Unas cervezas son ácidas como sidra y otras dulces como miel; las he provado fuertes como el coñac o suaves como el agua. Finalmente hay quien descubre que no le interesa todo esto y directamente pide la primera que sale del barril, le guste o no, en lugar de seguir buscando. Ahí es donde creo, me diferencio con mucha gente. No soy conformista ni en la cerveza. Ahora es cuando me viene a la mente la poca variedad de cervezas que hay en España pero entonces, el más avezado lector que capta el paralelismo que hice entre personalidades y cervezas lo relacionará con que hay poca variedad de personas en España y no es así, por lo que he optado incluir antes a los vinos, cada país con su especialidad.

He encontrado este fin de semana nuevas cervezas y espero que me manden pronto las fotos para decorar este artículo. Quiero seguir descubriendo cervezas. Bebí una Pater Lieven muy buena y desconocida hasta ahora, pero descubrí que la puedo acompañar perfectamente con una cerveza ácida, siempre que estén juntos pero no revueltos. Saber estar es, también, como saber que no tienes que mezclar las cervezas diferentes aunque puedan estar reunidas sobre la misma mesa.

2 comentarios:

Chafan dijo...

Joder, qué bueno, cuánta reflexión junta!!

fy dijo...

pienso mandarte pronto las fotos ilustrativas ahora que ya ha desaparecido el sabor de las cervezas. A ver cuando vuelvo y renuevo con una Moeder Overste :)