sábado, 8 de marzo de 2008

Este año no voto.

No me puedo quejar del cambio. Ya han contado conmigo en EDS Bélgica para el proyecto de la transferencia de Vodafone y ahora para enseñar en la India.

De momento lo de Vodafone ya ha pasado, y creo que no me va a volver a tocar ir a Madrid, pero ya se verá. Lo que sí que me ha dejado España esta vez han sido unas pocas reflexiones que voy a poner en varios apartados.

Este año no voto. No porque no quiera si no porque me cuesta más que lo que me ofrecen. Si me registro en Bélgica, cosa que haré en cuanto tenga domicilio fijo, perderé la ciudadanía zaragozana. Sonará raro y habrá quien quiera corregir la palabra ciudadanía por empadronamiento o residencia, pero creo que ciudadanía o empadronamiento son las únicas palabras que yo pondría aquí, que son las que para mi trasladan la idea de la polis de ficticias fronteras que físicamente se construye.

No pienso comprar un billete de avión y nadie me ha venido a buscar donde ahora resido, así que no voto. Tampoco me garanizaban que, si hacía el esfuerzo, hubiera recibido los papeles necesarios e casa, tal y como le ha pasado a algún compañero de trabajo. Ni voto con el corazón ni con todas mis fuerzas.

No voto con el corazón porque si así lo hiciera votaría para que quemaran las instituciones a las que aspiran los de este lema con ellos dentro. Bajo el mandato de estos, y son los mismos con diferente representante, no tuve trabajo y vi el mayor despegue de los precios inmobiliarios. No los atajaron cuando empezó y los españoles de mi generación se han hipotecado cn todas sus consecuencias, entre las que incluyo la destrucción del pequeño comercio y la imposibilidad de algunos de iniciar una pequeña industria porque no hay dinero en los invesores pequeños. Luego tengo que oir que la economía sigue "porque hay inercia de las políticas anteriores" y que otros 4 años del mismo gobierno nos llevarían a la ruina. Me enerva profundamente que se crean lo que dicen.

No voto con todas mis fuerzas porque los licenciados españoles son los peor pagados de la Unión Europea y es lo que me ha empujado a cualquier otro país de la Europa de los 15, pero no España. Dediqué mis fuerzas de voto a huir, tanto de los salarios como de la dedocracia y la incompetencia remunerada. Ahora sí, con estos al menos conseguí trabajo, así que si hubiera de votar, lo tengo claro.

No voto con la conciencia de que empiezo a no ser de España, sino europeo y europeista.

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