sábado, 30 de agosto de 2008

Lier, Lierre

Una de estas ciudades es la pequeña pero fascinante ciudad de Lier, situada en las riberas del río Nete, entre canales. Se encuentra a mitad de camino entre Amberes y Malinas. En tren cuesta unos 15 minutos desde Amberes.

Lier es famosa en toda Bélgica por la elaboración de encajes y la fabricación de instrumentos musicales en metal. A pesar de ser fuertemente dañada durante la Primera Guerra Mundial, hoy la ciudad apenas muestra síntomas de aquellos malos momentos. La plaza principal de Lier, la Grote Markt, está rodeada de edificios antiguos, entre los que sobresale el Ayuntamiento, un elegante palacio de estilo rococó, levantado en 1741, que conserva un campanario de 1369 y el escudo de la ciudad en la fachada. Su interior merece la pena visitarlo, con una amplia escalera y cuadros en sus paredes de muy bella factura, si bien yo no lo visité y me queda pendiente.

Adosada a la pared trasera del Ayuntamiento hay una torre campanario desde donde antiguamente se anunciaban los acontecimientos de la ciudad. La torre data de 1369 y está coronada con cuatro pequeñas torretas y una aguja final. Las pequeñas torretas son de 1911, aunque su aspecto es de estilo medieval para no desestabilizar el conjunto. Detrás del Ayuntamiento está la Capilla de Santiago de 1383 y a la izquierda la antigua Vleshuis o Casa de los Carniceros de 1418, hoy en día usada para exposiciones temporales. He puesto la foto al final del reportaje porque no me quedaba bien aquí.

A pocos pasos de esta Plaza se encuentra el Museo Wuyts van Campen. Contiene muebles y objetos de arte del siglo XVIII. También podemos contemplar en él cuadros de artistas flamencos. Muy curiosa y preciosa a su vez es la Zimmertoren, la torre que forma parte de la antigua muralla del siglo XIV. Se halla en la Plaza Zimmer al sur de la plaza principal. Cuando yo fui estaban tapada como si la estuvieran limpiando más que restaurando. En la fachada de la torre hay un reloj astronómico con 11 esferas, construido por el relojero local Zimmer. Esta torre es uno de los símbolos de la ciudad. Enfrente la no menos hermosa Gevangenenpoort, o puerta de los prisioneros, del siglo XIV, originariamente puerta de la muralla de la ciudad.

Continuando al sur de la Plaza Zimmer se llega al Beguinaje, un barrio popular de Lier muy pintoresco fundado en el siglo XIII, con una elegante puerta de entrada barroca y una iglesia

del siglo XVII. Las casas de la zona son realmente preciosas, casas de madera que le dan al lugar un aspecto casi de dibujos animados, muy sencillas y coloridas. Hay una paz que inquieta. Una de estas casas, muy famosa, es la Casa Timmerman, que fue taller del herrero local Lodewijk van Boeckel, en donde se exponen sus obras.





Así llegamos a una de las iglesias góticas más impresionantes de Bélgica, la Iglesia de San Gomarus. Construida en 1372, destaca su torre de 1702, con 454 campanas. El interior es sumamente rico en obras de arte, quizás un poco cargado la verdad, pero si nos acercamos a observar los detalles resulta francamente deslumbrante. Tenemos que pasarnos por el arco del coro, de piedra y decorado con estatuas y escenas de la Pasión, contemplar las vidrieras que suben desde el coro hasta el punto más alto de la iglesia, y los preciosos ventanales de las naves laterales. El trabajo en piedra del coro altar es impresionante y las ineludibles gárgolas suponen un bonito paseo.

A la derecha de la iglesia está la antigua Danske Poort, de principios del siglo XVI, donde vivió desde 1524 a 1530 el rey destronado danés Cristian II. Y no podemos visitar Lier sin pasarnos por la Casa Fortuin, un hermoso edificio de color blanco, símbolo de la ciudad, ubicado en la Plaza Timmerman, junto al canal de Lier. Probablemente data del siglo XVII, y solía ser en aquella época un almacén de trigo y grano. Desde su restauración en 1965, es el restaurante más famoso de la ciudad.

martes, 12 de agosto de 2008

Malahide

Desde hacía 4 meses que no escribía en mi cuaderno de viaje y ya he visitado varios sitios de los que no he hecho reseña alguna, entre ellos Luxemburgo.


Pero esta reseña va dedicada a una bonita población portuaria llamada Malahide. El pueblo está a unos 30 minutos de Dublín pero yo tuve la mala suerte de que un tren se quedara averiado en la línea y tardara otros 30 minutos más en poder llegar desde Howth Junction hasta Mullach Ide, que es su nombre en irlandés. Es el tiempo justo para leer la prensa local y ver como se sigue hablando de pedófilos belgas fuera de Bélgica, que Ryanair va a cancelar los billetes comprados con otras compañías como Atrapalo, por ejemplo, y ver que hay varios anuncios en lenguas como polaco o rumano de empresas de telefonía y banca. ¿No hace pensar?





Llegué a la estación y nada más salir, a la izquierda, había unos mapas señalando cómo llegar hasta el castillo. Es sencillo: se sale a la derecha de la estación y se siguen los carteles a través de un bonito parque. La entrada al castillo cuesta 7'25€ y tienen reducción de un euro para estudiantes y mayores. Me ofrecieron una guia en el idioma que pidiera, y me dieron en español una transcripción de las voces que presentan las salas. Sí. La visita guiada era una persona poniendo unos CDs o similares que te contaban la historia del lugar con un acento bastante limpio. Para los que entiendan inglés, la guía es totalmente inútil. Por cierto, no dejan sacar fotos del interior.


Malahide es uno de los castillos más antiguos de la historia de Irlanda. Durante 800 años fue el hogar de la familia Talbot. Los Talbot llegaron a Inglaterra con la invasión normanda en el S.XI, y en el 1174 le fueron concedidas las tierras por Juan II donde edificarían el castillo. Me pregunté si tendría algo que ver con Marie De France de la que ya hablé anteriormente.


Tras muchos avatares en los que pierden el castillo varias veces, como por ejemplo durante la época de Cromwell, la familia fue acumulando una buena cantidad de cuadros y mobiliario. La presentación se centra mucho en el mobiliario, por ejemplo una mesa de Bossi, ignorando piezas como "El juicio de Paris" de P.P.Rubens. Me estoy preguntando si sería una copia, pero aseguro que lo vi con el nombre de Rubens.


El castillo está encantado y su fantasma se llama Puck, incluso tiene sus propias puertas. A partir de 1975 (última aparición del fantasma) la familia Talbot dejó la casa a las autoridades locales y su última dueña se fue a Nueva Zelanda.


Comí en el Duffys Arms en Malahide.


Luego me paseé por la playa hasta la boca del estuario donde volví a mojar mis pies en el mar de Irlanda. Hacía años desde la última vez, en el año 2000.

lunes, 11 de agosto de 2008

Howth

De vuelta a mis viajes, el pasado día 8 de agosto estuve en Irlanda. Visité Howth y Malahide el mismo día, incluso Monkstown, de la cual no tengo fotos.
Howth es famoso porque estando cerca de Dublín tiene unos acantilados desde los que se puede observar toda la ciudad. Los cortados son bellísimos, impresionantes y recomendables. Pude ver que la línea 3 y la línea Dart de tren llegan hasta allí. En 40 minutos te puedes plantar en la estación desde el centro de Dublín. El precio del billete en estos momentos es de 3€ ida y vuelta desde Howth Junction.
Sales hacia la izquierda de la estación y puedes seguir la costa bordeando un parque y acercarte al rompeolas donde puedes encontrarte focas, o puedes coger una calle que sube ligeramente por la derecha y que va a dar a una antigua abadía y un puesto de observación.
Yo elegí el primer camino sin éxito (no vi focas), y luego subí bordeando el acantilado. Muy recomendable. Un hombre me dijo que llegar hasta el pico del acantilado donde se ve Dublín y volver cresteando me costaría una hora y media. Tras 40 minutos, teniendo en cuenta que había quedado con Patricia, quería volver. Antes de empezar la ascensión hablé con un hombre y una mujer. El hombre me dijo que el camino completo cuesta 90 minutos, por lo que decidí acortar y encontré facilmente el camino de la cima. Supongo que en un día con lluvia esa tarea hubiera sido prácticamente imposible.
Volví en 30 minutos y había visto solamente el principio de la ciudad. El camino de la cima acaba en Upper Clift Road y no tiene las bonitas vistas del camino de los acantiladosm sin embargo pasé por delante de esta iglesia que, de otra manera, no la habría visto aunque no es demasiado espectacular. Cuando saqué las cuentas de lo que me había costado, por unos 10 minutos no vi la bahía completa. Lo peor de todo es que tenía en el reloj la hora continental y tal vez me hubiera dado tiempo.
Tal vez vuelva y vea Dublín entero algún día desde los acantilados.