Entrada al bar, en uno de los laterales de la iglesia de Santiago |
Visión del interior del piso inferior. |
Como corresponde al momento, elegí la cerveza del establecimiento y me dieron a elegir el tipo y pedí la rubia que me pareció fresca, sin demasiada complejidad de sabores y que supongo entra mejor en verano.
Vaso de la Trollebier. |
El camarero sirve en las mesas pero el servicio es lento, así que mejor ir a pedir directamente en barra y que te lo traigan.
Al rato de estar sentados en la mesa se situó un grupo de belgas junto a nosotros y una mujer del grupo habló un poco en español con nosotros. Fue un momento relajado, amistoso, un momento de esos que hacen de un bar un sitio al que quieres volver.
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