sábado, 7 de abril de 2012

Primeras impresiones de Hong Kong

Leí en la revista de una aerolínea que para evitar el jet lag, la desagradable sensación de eterno cansancio que acompaña al cuerpo mientras se acostumbra al cambio de horario de sueño, lo ideal es dormir cuando se va de oeste a este, y estar despierto cuando se hace lo contrario.

No soy mucho de dormir pero en este viaje lo intenté y creo que resultó. Dormí todo el viaje de ida a Hong Kong y cuando llegué a las 6 tenía fuerzas y ganas de empezar el día. En el aeropuerto me esperaba una amiga con la que fui a dejar las maletas. Para ir del Aeropuerto a Kowloon, donde tenía la habitación y uno de los puntos centrales de Hong Kong, hay que coger el A21. De hecho todos los autobuses que van al aeropuerto tienen una A delante del nombre, por lo que si los veis cerca del hotel os puede ser útil. El precio de 33HKD, el piso superior tiene una cámara desde la que poder vigilar tu equipaje, por lo que pude subir para tener una impresión más desahogada del recorrido. El cambio en el aeropuerto de Hong Kong volvía a ser mejor que el que vi en el aeropuerto de Bruselas (al igual que pasó en México) y por 100€ me dieron 909,80 HKD.

La noche ya estaba cayendo y la niebla era lo suficientemente densa para que juntas no me dejaran ver los increíbles puentes entre islas. Esa impresión me llegaría el tercer día, cuando volé hacia Singapore. Así que lo primero que se que quedó fueron las grúas del puerto. Luego los enormes edificios de viviendas. Los rascacielos allí no son de oficinas, si no que vive gente. Ciudades enteras en bloques verticales. Empiezo a entender ahora los conceptos de ciudad a diferentes niveles de edificación, cosa inconcebible de momento en un país como Bélgica donde todos quieres su pedacito de césped en casa.

No es una casa de las que hablaba, si no un hotel de esos de renombre.

Llegamos ya a Kowloon y los edificios empezaron a ser las avenidas de las películas. No sé si decir Blade Runner, tal vez New York. Totalmente nuevo y fascinante. Creo que por primera vez entendía a la gente que me hablaba de las maravillas de la ciudad estadounidense, de sus avenidas, de sus impresionantes rascacielos, aunque siempre concienciado de que esto es diferente.

El principio del viaje. "Taxiiiiiiiiiiiiiiiiiiii"
De ahí a cenar. En chino, o en cantonés al menos, no se desea buen provecho si no que se dice algo así como "empiezo a comer". Mira que pedir que me lo escribieran pero no la transcripción fonética, y ahora no lo puedo ni transcribir con el teclado. Mi primera palabra en chino es "mgoi" osea, gracias.
Me llamó la atención, además de los tipos de comida, que lo acompañan con 2 teteras: una con te y otra con agua. Como el te se va cargando cada vez más y poniéndose más amargo, la segunda tetera es sólo agua para que lo pongas al nivel que te parezca mejor.


Ahora que he colgado la foto, mando un correo a mi amiga para que me recuerde qué es cada cosa. El pollo frío con lemmongrass estaba impresionante.


Aprendí que la palabra luna está relacionada con su forma de boca, que para pedir palillos para comer debía decir "Fai sii" porque a los blancos nos ponen cubiertos dependiendo del sitio.

Merece la pena expandir la foto, a pesar de la niebla.
Un corto paseo por la bahía de Hong Kong y charlar sentados en un banco mirando el panorama.


La torre del reloj en la bahía. Son los restos de la estación de tren inaugurada en 1910 que unía Hong Kong con Cantón. 

Me metió al metro. Me asistió para sacar la tarjeta Octopuss, cosa muy recomendable cuando se pasan varios días en la ciudad.  Salimos en Mong Kok y a callejear. Hay un gran mercado nocturno callejero de 3 largas calles. Al pagar unos calcetines me dan una moneda con la efigie de Isabel II. La mayor parte de las monedas tienen la flor que aparece en la bandera pero aún hay circulando monedas anteriores a 1997 de curso válido.

Mercados nocturnos callejeros en Kwoloom. Estos edificios son viviendas o casas de huéspedes, que hay muchas y te las ofrecen por la calle. Cuidado con estos promotores.
Más en la zona de Tsim Sha Tsui que aquí me abordaban indios fundamentalmente para venderme 3 cosas: relojes, hacerme traje o promocionando una guest house donde dormir.
  
Este mercado está en la zona de Mong Kok. No os olvidéis mirar el precio y empezar regateando por debajo del 50% en algunos productos.
Acompañé a casa a mi amiga. Conocí a su encantadora madre a quien enseguida cogí cariño. Fue una gran noche pero tenían que preparar su viaje a Europa por lo que el resto de mis días en Hong Kong los pasaría solo.

1 comentario:

Chafan dijo...

Ni se sabe los años que llevas ya por Europa y todavía dices cosas como "No soy mucho de dormir", yo es que me parto, qué gracioso.