lunes, 20 de febrero de 2012

Westmalle

Un fin de semana de invierno me propusieron un par de amigos (josel entre ellos) una escapada de domingo a Westmalle. Me miré la barriga y dije "debería bajar kilos y no precisamente llenarla de cerveza". Pero a uno le untan el morro y como los borricos, tira adelante.

Paseando con bucólico ambiente otoñal.

Fuimos en coche hasta Westmalle. Está en "mi camino de la cerveza". La primera vez que fui a comprar los productos para hacer mi propia cerveza seguí por la carretera hasta Ostmalle, justo al lado. Me di cuenta de que me había pasado y volví bajo la lluvia. Por eso que el camino no me era desconocido.

Llegamos a un camino y los paseantes nos dieron las últimas indicaciones. La abadía estaba cerrada al público. Miramos con el iPhone si se podía entrar y encontramos una web que decía  que había que reservar. En la web oficial pone que la cervecería no se puede visitar. Mientras mirábamos un hombre llamó a la puerta y salió con un hermoso queso envuelto en papel.

Entrada de la abadía de Westmalle.

Rodeamos la abadía. No les va muy mal, ya que están ampliando las naves. El paseo es una pequeña delicia; las vacas nos miran calmas, las telarañas que cubren la hierba brilla con el agua del rocío dejándonos un mar de plata de leve oleaje acompañando la agradable y fría brisa, los árboles todavía soportan las ya mustias hojas otoñales y las castañas rompen bajo nuestros pies al caminar.

Panorámica de los campos en torno a la abadía de Westmalle.

Nos acercamos al coche y no pude evitar recoger unos apagacandiles que había por las praderas circundantes.

Apenas unos cientos de metros nos separaban de la cervecería de Westmalle. Está a un lado de la carretera, justo frente al camino que lleva a la abadía. Vimos la carta y no era cara. Coincidimos todos en que, una vez allí, había que tomar el guiso a la cerveza. Todo muy bueno y una sorpresa sobre la carta: la mitad y mitad. Sirven toda la gama de cerveza que se puede comprar en el supermercado y además una posibilidad de mezclar media copa de dubbel con media de tripple. Para un amante de la cerveza eso suena raro, así que había que probarlo. No le hice nota de cata pero recuerdo que no sólo no estaba malo si no que tenía su punto.

Oye, rico el estofado a la cerveza de Westmalle pero hasta las nerices de intentar girar esta foto y que no quiera.

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