martes, 30 de marzo de 2010

Sterchshof, museo de la plata.

En Aragoneses por el mundo hemos podido enseñar un poco de la ciudad. Cuando preparábamos el programa nos pidieron que fuera, sobretodo, hablar de nuestra vida, más que de la ciudad. No pudimos sacar el barrio art decó, no pudimos sacar el parque de Wilrijk, y tampoco pudimos sacar el lugar donde empecé a vivir en Amberes: el parque de Deurne. Por aclarar, ambos son como barrios de Amberes.
Vista de una de las buardillas. No saqué fotos de las salas donde hay exposición.

Yo vivía en la periferia de Amberes. Es curioso como en el barrio donde vivo ahora hay muchos más emigrantes que la zona donde habité al principio. Los locales prefieren vivir en casas con jardín, pequeñas... y para eso hay que vivir en las afueras y tener coche. El tranvía hasta el centro tarda unos 20 minutos y me costaba 30 minutos andando hasta la estación, lo que en invierno a las 4 de la mañana a 4 bajo cero se hacía duro.

Vista del patio interior hacia la puerta principal.

Más cerca tenía el museo de la plata, en la mansión de Sterckshof. Corresponde con un castillo del siglo XVI como los que se ven en los cuadros campestres de Rubens o Teniers. De hecho hay un cuadro de Teniers en la National Gallery de Londres donde aparece pintado este sitio. La familia Sterck que da nombre a este castillo era banquero del emperador Carlos V, lo que nos da un poco la idea del dinero que tenían. He visto el escudo de la familia en una iglesia de Bruselas (siento no acordarme del nombre ahora) y en la catedral de Lieja, lo cual hace pensar que la familia contribuyó a la construcción de varios edificios religiosos. El castillo fue pasando de manos hasta los años 20, momento en que pasa a formar parte del ayuntamiento de Deurne. Por aquel entonces ya debía albergar un museo privado sobre tradiciones flamencas. Una de las bombas V alemanas cayó sobre el castillo requiriendo una reforma posterior abriendo como museo provincial en 1953 hasta la actualidad.

Vista del patio interior hacia los jardines.

El interior no he podido fotografiarlo por prohibición de los vigilantes y por mi conciencia más que por el marcaje que me hubieran hecho ellos. La entrada es gratuíta para los ciudadanos de Amberes para la colección fija. Las exposiciones temporales no son caras, pero como no soy demasiado amigo de la orfebrería, no he ido a ver todavía ninguna. Tampoco fui a los bailes de salón que enseñaban el día de la Noche de los museos.

Vista exterior desde el parque de Deurne


Con todo, esta era mi visión cada vez que me iba a correr por el parque. Me había hecho un circuito de 30 minutos y otro de 40. Ahora paso mis horas en el gimnasio en lugar de correr entre edificos históricos y verdes prados.


En esta última foto se aprecia el foso pero no el escudo de armas de la familia.

1 comentario:

Lorena dijo...

Recuerdo perfectamente el edificio, frente a un prado verde, a las afueras de Amberes. Acabo de volver a ver la fotografía que me hice en la puerta, idéntica a la última foto que has publicado. Recuerdo el tranvía que por poco me atropella, el cesto de la ropa, la visita a Brujas, la fiesta, el avión que pensaba que perdía, la despedida...
Las personas nos hacemos y nos curtimos a base de vivencias y de recuerdos. Gracias por tener algo que ver con los míos.