lunes, 23 de febrero de 2009

Slumdog Millionaire

Justo el domingo por la mañana había ido a ver esta película ya recomendado por varias personas. The Wrestler me impresionó positivamente y La Duquesa me había parecido un ladrillo, así que no sabía por donde había tirado la academia este año. Nixon sinceramente no me atrajo y el curioso caso en algún sitio me ya comenté que, para mi, no pasaba más allá de ser otra cosa que curioso sin más.

Empezó la película y la emoción recorría mi espina dorsal. Cosas que me habían contado sobre las chabolas de Bombai ahora las veía reflejadas en la gran pantalla. Cuando el niño entró al cine la imagen que fotografié hace menos de un año vino vívida a mi mente. Todo ese fanatismo que leía en los periodicos sobre las estrellas plasmado en la secuencia más naif de todo el metraje. Era como una invitación a contarnos, con solo un sketch, la importancia del cine en este país de paso que nos presentaba a los personajes: el luchador y el traidor.

Guión bueno que me invita a leer el libro porque encontré alguna laguna argumental. Precisamente una de las lagunas se desarrolla en las obras del rascacielos que estaban construyendo justo delante del hotel donde me alojé.

No es sólo la afección sentimental que la película me ha hecho aflorar, pero sin duda debe ser vista si te precias de disfrutar del cine.

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