Al ver la hora decidí acercarme al London Eye. Recuerdo que en mi última visita estaban empezando las obras del pabellón O2 que por entonces se llamaba Millemnium Dome y que ya se hablaba de esta gigantesca noria.
Me acerqué y no tomé nota del precio, pero ya en la web, con descuento, piden 31,5 libras. Tal vez para cuando no tenga que pagar ventanas.
Estuve un buen rato buscando el ángulo justo hasta que llegué a la conclusión de que debía ser en un punto alto que no podía acceder salvo que subiera a esa farola.
De ahí seguí caminando por la orilla del Támesis hasta el parlamento británico. Paré un momento en el viejo ayuntamiento y me di cuenta de que han hecho un museo del cine. Yo solía ir al MOMI (ya cerrado) cerca de la estación de Waterloo y nunca visité este. Aún descubrí otro museo del cine en la web. Me sorprendió que en los bajos hayan instalado un McDonalds y un salón de juegos pero una vez vendido el antiguo ayuntamiento a inversores privados, cualquier cosa es posible.
Se levantó demasiado aire y me retiré. Había que evitar que los 2 grados que llegaba a hacer por la noche me resfriaran.
1 comentario:
un fondo precioso
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