lunes, 20 de julio de 2009

Palacio del sultán de Yogyakarta

El décimo sultán de la presente dinastía es el gobernador de la ciudad. Hombre de negocios, político y uno de los adalides de la presente república indonesa. Todo esto llevado desde su palacio, llamado Kraton en indoneso, en pleno centro de la ciudad, parte del cual es visitable, y esa fue mi primer despertar en la ciudad. Había mucho que ver y salimos tarde, cosa que sería común a todos dias que siguieron.
Llegamos en coche. Pasamos por varias calles que extrañamente mantenían una estructura muy cuadriculada y supuse que el palacio fue en tiempos bastante más grande y la muralla exterior había sido tomada por la ciudad. La primera impresión luego fue confirmada por un guía que escuché en Taman Sari (palacio del agua, del que hablaré a continuación) Todos los carteles señalan a Kraton, que quiere decir palacio.
Hombre con maza en la entrada. Me recordó a algunos palacios renacentistas europeos. Este Dvarapala es inspirado por los Dvarapala que hay en Prambanan.

Al fondo el comedor

En esta jaula encerraban al sultán recién nacido y le ponían varios objetos. Si jugaba con el dinero es que iba a ser rico, si jugaba con los libros será culto, y si juega con los cosméticos... bello.

La entrada es la misma pero el precio es diferente para locales y forasteros, pero no me acuerdo del importe. Los guías están en la entrada vestidos con una camisa de batik y me dicen que hay uno en español, pero voy acompañado por lo que será en inglés.

La entrada es, tal vez, lo más impresionante. A la derecha los aposentos de las mujeres permanencen cerrados. A la izquierda los de los hombres y en el centro un pabellón llamado Bangsal Kencana que alberga instrumentos. A las 11 todos los días tienen algo. Dos días a la semana música, dos días de wayang kulit, dos días Gamelan, y el día restante wayang golek. Por esta razón la visita debería centrarse por la mañana y así aprovechar una de las actuaciones.

Artesonado del Bangsal Kengana

Hay todo un museo en el interior con objetos de la independencia ya que el noveno sultán fue una pieza clave en la guerra y se puede ver la mesa donde firmaron el documento de la independencia. Por suerte no me puse a tomar fotos de todo. También hay habitaciones dedicadas a las obras de arte, a fotografías, a artesanías y otra dedicada a los regalos de dignatarios internacionales. Los regalos de España eran estatuas que los terremotos se han encargado de ir destruyendo.
Hoy en día los guardas recorren en complejo ataviados con la indumentaria tradicional y ninguno de los guardas es pagado. Se considera un honor servir en el palacio por lo que este cuerpo de voluntarios es tan extenso que les basta con dar servicio 2 ó 3 veces al mes.Tocando el tradicional Tam Tam. Cada ritmo es un aunucio diferente. Más tarde en un pueblo me encontraría otro. Me han dicho que en las aldeas aún se usa para avisar de los peligros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

impresionante Jorge THE VOYAGER indonesio,

Un abrazo
Sergio